jueves, 10 de abril de 2008

PASTO


He alargado mi vida hasta el asta de tu bandera
y ventilado los vientos al compás de tu sonrisa.
Como verte después de esos vidrios que me miran
y del juego de tus labios con mi barbilla.

Hay algo dentro del palomar que exprime fuego
y como murcielagos de día lloran de una mente a otra,
tu irresponsable suerte me perjudica
y tus alados pensamientos pasan por mi dinero.

Las motos del vecindario son como estrellas
mi gato lastima tu capricornio de espuma
y el techo de mi cuarto no es mas alegría.

Vente a vivir conmigo en nube y en el canto de mis palabras,
en la esfinge que disuelve todo a nuestro alrededor.

Tu pasado es mi vida, no dejes que me acerque a tus ojos...




Diana Abril.

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Los campos oscuros del mundo. Europa y la Guerra.


"Campos de esperanza" Película Húngara, Alemana e inglesa.


El húngaro Zoltan Koltai (Budapest,1946) tiene una larga y prestigiosa carrera como director de fotografía. Entre sus 70 trabajos figuran todas las cintas de Istvan Zsabó desde 1980 y las últimas de Giuseppe Tornatore. Sin embargo no dejó de sorprender que se postulara para realizar la versión fílmica de Sin destino, la novela autobiográfica del Nobel húngaro Imre Kertész, quien forma parte del proyecto como guionista.




El libro narra la historia del adolescente judío Gyorgy Koves (Marcell Nagy), quien a los 14 y por un error es llevado a diversos campos de concentración nazis, en los que pasa año y medio y debe luchar por sobrevivir. Aunque tanto el libro como la película están narrados desde el punto de vista de Gyorgy, Koltai trata de reencontrar en sus imágenes el estilo frío y objetivo de Kertész, que narra los hechos como si los hubiera vivido otra persona, prefiriendo mostrar la vida cotidiana en los campos a partir de aspectos poco frecuentados.


Así, no tenemos las habituales imágenes de gente en los crematorios, aunque se hable de ellos.


Tratándose de un escritor tan involucrado en el proyecto y de un realizador primerizo, no es extraño que el principio de la adaptación sea el de la fidelidad al texto literario. Koltai se basa en una rigurosa reconstrucción de época y en un estupendo trabajo del fotógrafo Gyula Pados, quien opta por privar a las imágenes de sus tonos cálidos hasta casi reducirlas al blanco y negro. Como Spielberg, Koltai tampoco veía los campos de concentración en color y casi ha conseguido expulsarlo de la cinta, que se inicia con una minuciosa presentación de Budapest durante la guerra (1944) en un momento en que la dictadura colaboracionista restringe poco a poco los derechos de los judíos húngaros, que se ven obligados a portar la estrella amarilla, vender sus propiedades y muy poco después son enviados en trenes a los campos. Gyorgy acaso podría haberse librado de ese infierno, pero ocurre lo contrario.


Los mejores momentos de la cinta se encuentran en su segunda parte, cuando se transforma en historia de aprendizaje y sobrevivencia y es retratado medio centenar de personajes, con los cuales el protagonista aprende los pequeños trucos indispensables para permanecer con vida y conoce la solidaridad que le muestra Bandi Citrom (Aron Dimény), quien lo induce a no bajar la cabeza ante el horror y recordar siempre su dignidad de ser humano, no importa cuánto intenten humillarlo.



Lástima, la cinta es irregular y por momentos su ritmo decae, perjudicada tanto por un tratamiento musical invasor del gran Ennio Morricone (otrora mejor inspirado) como por un metraje excesivo; pero acierta en su tratamiento de un ciclo que comienza y termina con Gyorgy en la misma plaza de Budapest, quien en las primeras imágenes la atraviesa como adolescente confiado y en las últimas la cruza dando espaldas a la cámara, convertido en adulto prematuro y roto.


Trailer...


Diana Abril.